viernes, 1 de mayo de 2009

Reciclar...¿Para qué?

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Cada vez que se recicla un envase, se está evitando llenar los vertederos y la extracción de nuevas materias primas, además de reducir el consumo de energía y la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático.

Los beneficios para el medio ambiente son tan considerables que el esfuerzo de reciclar, tanto en cantidad como en calidad, merece la pena.

Separar los envases y depositarlos en su contenedor para su posterior reciclado cuando los haya (parece que será este año) puede parecer un esfuerzo inútil si no se conocen sus beneficios para el medio ambiente. En este sentido, cada vez que se recicla un envase, se está evitando llenar los vertederos y la extracción de nuevas materias primas, además de reducir el consumo de energía y la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. Asimismo, con los materiales reciclados se pueden hacer nuevos productos, en algunos casos con resultados muy curiosos. Para que las cifras de reciclaje sigan aumentando, tanto en cantidad como en calidad, los consumidores son fundamentales.

El reciclaje es un gesto muy útil y sencillo que el medio ambiente agradece de varias formas. La necesidad de nuevas materias primas para crear productos y todo su proceso de extracción, transporte, elaboración y gasto energético disminuye al reaprovechar los residuos reciclados. Asimismo, se evita que estos envases acaben en vertederos, cada vez más saturados y con problemas de impacto ambiental. Por ello, el reciclado también contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Las cifras que ofrecen las organizaciones de gestión del reciclado son elocuentes. El reciclaje de 3.000 botellas de vidrio evita 1.000 kilos de basura y ahorra más de una tonelada de materias primas. De esta manera se reduce la contaminación del aire en un 20%, al quemar menos combustible para la fabricación de nuevos envases.


El vidrio es uno de los materiales más fáciles de reciclar. Además, al fundirlo y darle nueva forma se ahorra un 93% de materiales y un 23% de energía, ya que la fabricación de nuevos envases de vidrio con materias primas necesita un mayor uso de energía que los fabricados con vidrio reciclado (calcín). Por ejemplo, cada botella reciclada evita consumir la electricidad que necesitaría una bombilla de 100 vatios durante cuatro horas, mientras que con cuatro botellas recicladas se ahorra la electricidad necesaria para mantener encendido un frigorífico todo el día.

Los plásticos tienen muchas utilidades y son fáciles de reciclar. Como provienen del petróleo, con su reciclaje se evita extraer esta contaminante materia prima. Los metales también son muy valiosos, ya que con su reciclaje se consume menos energía que fabricando metal nuevo a partir de minerales. Por ejemplo, los tetrabricks, compuestos de varios de estos materiales, se pueden reciclar al completo.

Por su parte, el reciclado de papel y cartón ayuda a reducir la tala de árboles y el gran impacto ambiental de su fabricación: su reciclaje reduce en un 74% la contaminación del aire y en un 35% la del agua. Por cada 133 toneladas de papel que se reciclan se ahorra en vertedero un espacio equivalente a una piscina olímpica llena hasta arriba. Siguiendo el símil futbolístico, un gran estadio se podría llenar hasta arriba con 100.000 toneladas de papel que no se recicla.

Por ello, el reciclado también contribuye a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Por cada tonelada reciclada de envases ligeros se evita la emisión de dos toneladas de CO2. Con el vidrio reciclado en 2007 se pudo reducir las emisiones de CO2 en 377.343 toneladas. Por cada kilo de papel y cartón que los consumidores recogen para reciclar, evitan la emisión en vertedero de 900 gramos de CO2. Por ejemplo, 150 kilos equivalen a las emisiones de un viaje de 800 kilómetros en automóvil.

Nuevos usos de los materiales reciclados


Los materiales con los que están compuestos los envases, una vez reciclados, se pueden volver a utilizar como materia prima para crear nuevos productos. Por ejemplo, los envases de plástico dan lugar a bolsas, fibras, mobiliario urbano o material de construcción; con el aluminio y el acero se producen nuevos envases y láminas; con los bricks se elaboran bolsas y sacos de cartón; el papel y cartón se convierten en cajas, periódicos, papel de embalar o de escribir; y del vidrio se obtienen nuevas botellas y objetos de vidrio.

En otras ocasiones, los materiales reciclados dan lugar a productos diferentes al material de origen, en algunos casos con resultados muy curiosos. Por ejemplo, con ocho cajas de cereales se puede crear un libro, con 80 latas una llanta de coche, con seis bricks una caja de zapatos, y con 40 botellas de plástico PET (las típicas de agua mineral) se puede hacer un forro polar.

¿Sabemos para qué sirve reciclar?

El aumento del reciclaje es notorio año tras año pero, ¿todos los consumidores que lo practican saben para qué sirve? No lo parece, por lo menos a tenor de un estudio realizado para el Centro del Envase del Vidrio, el órgano de comunicación de la Asociación Nacional de Empresas de Fabricación Automática de Envases de Vidrio (Anfevi).

La encuesta, publicada en 2006 y realizada entre 2.000 hogares españoles por el Instituto Perfiles, señalaba que un 29,4% de los encuestados reconocía que reciclar implica volver a fabricar, hacer botellas nuevas o hacer vidrio nuevo. Sin embargo, el 52% confundía reciclar con reutilizar al definirlo como "volver a utilizar/usar".

En definitiva, parece que nunca está de más recordar las "tres erres" en su orden de mayor a menor importancia: primero, reducir el número mayor posible la producción de residuos; segundo, reutilizar lo más posible los productos; y tercero, cuando ya es estrictamente necesario, llevarlos a reciclar a su contenedor correspondiente.

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