domingo, 5 de julio de 2009

Ya llega el desembarco de los transgénicos en Chile

La semana pasada se introdujo -con carácter de suma urgencia (esto lo decide el gobierno)- en el Congreso un proyecto de ley sobre los derechos del obtentor de vegetales que no es otra cosa que una ley que da la entrada masiva al cultivo de transgénicos en Chile a través de la autorización de patentar las semillas transgénicas.

Lo primero que nos choca es cómo puede ser que el gobierno le de carácter de suma urgencia a este proyecto que sólo beneficia a las multinacionales, mientras que otros proyectos duermen durante años esperando que los diputados decidan aprobarlo en algún rato libre. Lo segundo es qué valor tiene la palabra de la Presidenta que en las últimas elecciones tuvo el apoyo de los ecologistas a cambio de compromenterse a no iniciar el debate nuclear ni la introducción de los transgénicos, siendo que ha incumplido ambos.

Esto es parte de la estrategia de las multinacionales transgénicas para su desembarco en los países en desarrollo. Primero consiguen que se puedan patentar sus semillas (derechos del obtentor vegetal es lo mismo que patente con otro nombre), lo que consiguen fácilmente en los países que tienen tratado de libre comercio con Estados Unidos, ya que para firmarlo los países están obligados a adherirse al Convenio UPOV (del que Chile ya es parte) cuya única finalidad es asegurar los derechos de propiedad intelectual sobre los productos biotecnológicos. De hecho, el proyecto de ley no es más que una copia del convenio. Después se aprueban las leyes de bioseguridad alimentaria que no suponen más que la instauración en los países de su dominio sobre nuestra alimentación, es decir, de lo contrario de lo que dice el nombre de la ley: inseguridad alimentaria.

Las nuevas semillas transgénicas franquean la barrera de las especies, introduciendo en la alimentación humana genes de especies que nunca antes habíamos comido. Esto ya ha dado lugar a alergias masivas como fue el caso del maíz bt (transgénico) en Estados Unidos que se utilizaba sobre todo en la comida tex mex. Y todavía hay efectos a largo plazo que no conocemos. Pero empiezan a haber estudios independientes (increíble cómo se han vendido a las fuerzas del mal muchos científicos del mundo) que señalan que las técnicas transgénicas en sí mismas son las causantes de que a la larga los productos transgénicos que comemos provoquen un deterioro en el funcionamiento de las células de nuestro cuerpo,derivando en cánceres, problemas reproductivos, endocrinos, alergias y otros muchos. Esto se ha probado a ciencia cierta en ratas de laboratorio.

Por otro lado, los cultivos transgénicos tienen un efecto secundario que pone en peligro la biodiversidad del planeta, base del equilibrio ecológico que sustenta la vida, incluida la nuestra: la POLINIZACIÓN CRUZADA. Las plantas transgénicas, como las otras, producen polen que se trasnporte a través de las abejas, el viento y de otras maneras hasta llegar a otras plantas no transgénicas contaminándolas, de manera que al final todas son transgénicas.

Además estas transnacionales venden estas semillas diciendo que se reduce la utilización de pesticidas y herbicidas y que por eso son más respetuosas con el medio ambiente. Si bien esto fue cierto en los primeros años de los transgénicos, hoy es totalmente falso ya que no sólo las malas hierbas se han hecho cada vez más resistentes teniendo que aumentar las dosis de herbicida, sino que las propias plantas transgénicas, cuando crecen en campos no transgénicos a los que llegan llevadas por el viento o los animales, se convierten en supermalezas que no hay manera de matar, incrementando la utilización de herbicidas, que casualmente son producidos por las mismas multinacionales que venden las semillas transgénicas, cerrando un negocio redondo, en el que se lucran con la creación del problema (las semillas transgénicas) y con la mantención del mismo, ya que aumentan las ventas de herbicidas, que cada vez tienen que ser más venenosos. Si no fuera porque el final de la historia es la destrucción de la vida en el planeta, nos deberíamos apuntar todos al negocio.

También utilizan como argumento que los cultivos transgénicos tienen un mayor rendimiento, pero ya hay varios estudios que demuestran una disminución de hasta un 10% en el rendimiento tanto frente a los cultivos químicos como orgánicos.

Frente a estos modelos productivos avasalladores y envenenadores, se levanta la agricultura orgánica donde se utilizan las semillas tradicionales, no se utilizan químicos y se respeta a la naturaleza como aliada y no como enemiga. Por eso es inaceptable que en el proyecto de ley los diputados se atrevan a hablar respecto de la biotecnología como producción limpia e inocua, cuando ya se sabe que no es así y siendo que sólo la agricultura orgánica en sentido amplio puede adjudicarse esos calificativos.

Les adjuntamos el enlace de una de la muchas entrevistas que hay en la web a científicos contrarios a los transgénicos: http://www.webislam.com/?idt=12663 y este otro enlace para que conozcan qué productos concretos transgéncios nos estamos comiendo hoy sin saberlo: http://www.greenpeace.org/raw/content/chile/photosvideos/documentos/guia-de-alimentos.pdf y les recomendamos fervientemente el libro de Marie-Monique Robin "El Mundo según Monsanto".

A los que quieran actuar, escriban a informeespecial@tvn.cl pidiéndoles que hagan un programa sobre la peligrosidad de los transgénicos y escriban correos electrónicos a todos los diputados y señadores pidiéndoles que no aprueben ni el proyecto de ley del obtentor vegetal ni ninguna de las que vengan en el futuro próximo para introducir los transgénicos en Chile. Sus correos se pueden econtrar fácilmente en las páginas del congreso.

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